En esta encuesta intervinieron 11 sociedades científicas del ámbito de la Enfermería quirúrgica y diversas especialidades de cirugía, incluyendo cirugía general, vascular, oncológica, plástica, colorrectal y neurocirugía, y se obtuvieron 1.105 respuestas, lo que supone "una de las mayores cifras" en estudios similares. Esta muestra abarca más especialidades relacionadas con la infección en cirugía, con una buena representación de diferentes tipologías de hospitales (públicos y privados, generales y universitarios).
Estos resultados se publicaron en la revista International Journal of Surgery y entre las conclusiones cabe destacar que la mayoría de los cirujanos afirma que existe un alto grado de discrepancia entre las guías publicadas y su práctica clínica real.
Tal y como indica el coordinador de este Observatorio, el doctor Josep Badia, "existen diferencias entre lo que los profesionales sanitarios pensamos sobre las medidas a aplicar y la evidencia científica que las sustenta, y las diferencias entre dicha evidencia y la práctica asistencial real son a menudo sorprendentes, como, por ejemplo, en la preparación antiséptica del campo quirúrgico, el mantenimiento de la temperatura del paciente en quirófano o el uso de ciertos productos para la prevención de infección".
Áreas de mejora
A partir del análisis de estos resultados, se identificaron diversas áreas de mejora, así como dónde y a qué nivel habría que actuar en los hospitales. Entre las recomendaciones para evitar estas diferencias, los profesionales proponen la utilización de listas de verificación, de órdenes médicas estandarizadas, de vigilancia activa de la infección, del feedback de las tasas a los equipos quirúrgicos y el desarrollo de guías clínicas nacionales o programas educativos específicos, entre otros.La Fundación Tecnología y Salud recuerda que el desarrollo de las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS) provoca un aumento sustancial en la carga económica asistencial por la hospitalización prolongada, la morbilidad asociada, las pruebas de diagnóstico y el tratamiento. "Estos resultados pueden ser de utilidad a las sociedades científicas y a los profesionales a la hora de planificar proyectos de prevención de las infecciones quirúrgicas", afirma Josep Badia.