Estimado colega Gérvas: No puedo evitar comentar tu bolero "tres palabras" de la revista 'Acta Sanitaria'. Si aparecieses en un teatro, vestido de cantante, o con una chistera y un conejo entre las manos, quizás me arrancases un aplauso; sentado en tu consulta, con bata blanca y terminando tu apología con la frase "la mamografía mata", me obligas a dedicar esta tarde a criticarte.
El rigor científico debe escapar de la demagogia y de la simplificación excesiva. Con la evidencia científica acumulada durante años, tan mentira es, de momento, que la mamografía anual aplicada a las mujeres sin antecedentes familiares de cáncer de mama y sanas antes de los 48-50 años reduzca la mortalidad por este cáncer como negar la evidencia de la utilidad de este cribado en el grupo de mujeres de 50 a 65 años, donde sí ha demostrado salvar vidas y salvar mamas. Si querías dedicar tus canciones a rebatir la utilidad de algún cribado de cáncer, podrías hacerlo al cáncer de próstata mediante la prueba del PSA en hombres sanos, donde tus argumentos sí tienen hoy fundamento y tendrían la virtud de ahorrar a alguien dinero y sufrimiento innecesario. Dedicarlas al cáncer de mama, tal como lo haces, puede sembrar incertidumbre y miedo en muchas mujeres e inducir al abandono de una medida preventiva eficaz. Es una pena.
Vacunación contra la gripe
Canciones parecidas han llevado a muchas personas a dejar de vacunarse este invierno de la gripe, cuando hacerlo puede disminuir al menos a la mitad (y no es despreciable) su riesgo de padecer una complicación importante. Es una pena y quizás una irresponsabilidad.
Efectivamente toda medida preventiva, como todo tratamiento, puede tener efectos secundarios y los médicos estamos acostumbrados a hacer este balance riesgo/beneficio en cada enfermedad, en cada medida preventiva, en cada paciente concreto diariamente. Para hacerlo nos apoyamos en la evidencia científica existente en cada momento, incorporamos los avances y rectificamos pautas incorrectas. Así debe ser. Pero para recorrer este camino no valen simplificaciones ni parálisis; si solo curásemos enfermedades cuyo curso natural y sus causas conociésemos completamente, la Medicina estaría más en pañales de lo que está actualmente y muchos pacientes sufrirían las consecuencias. Nos movemos en un empirismo racional que debe fundamentarse, en la medida de lo posible, en hechos demostrables y menos en intuiciones o demagogias.
Debemos ser sobre todo médicos comprometidos con todos nuestros pacientes, algo científicos y menos cantantes.
Berta Uriel Latorre es médico especialista de Medicina Preventiva y Salud Pública y Presidenta de la Sociedad Española de Medicina Preventiva Salud Pública e Higiene (SEMPSPH)