
"Mover una gran organización como es la EMA a una nueva localización sería un reto en cualquier circunstancia", aseguran desde la Agencia, "pero resulta incluso más complejo debido al ambicioso calendario que ha marcado la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el 30 de marzo de 2019".
Así, señala la EMA, "una colaboración eficiente" con el nuevo país que la albergue, es "esencial" para que su reubicación se complete con éxito y garnatizar la continuidad de sus actividades. "Estableciendo una estructura de gobernanza conjunta para dirigir y supervisar este desafiante proyecto, la EMA y el nuevo país anfitrión darán el primer impulso a su colaboración", explica.
Transparencia del proceso
Debido a "su importante papel para salvaguardar la Salud Pública" a nivel europeo, la EMA se compromete a mantener informados a todos los grupos de interés y dar al público "total visibilidad" del proyecto de reubicación, y publicará a principios de diciembre una tabla de seguimiento del proceso.Según la Agencia, ahora mismo su problema "más urgente", que requiere su atención y la del país que resulte elegido es la del nuevo edificio que albergará la EMA, ya que deben tomarse "numerosos pasos administrativos" antes de que comiencen los trabajos en las nuevas oficinas.
Por una parte, los planes de obra deben ser aprobados tanto por las autoridades locales, como por el Comité Ejecutivo de la EMA, y la autoridad presupuestaria europea, un proceso que, estima, durará entre seis y ocho meses. Por otro lado, adecuar un edificio a las necesidades de este organismo requerirá de un año a 15 meses, según calcula.
Dado lo "ajustado" de estos tiempos, destaca la EMA, será necesario el trabajo conjunto con las instituciones europeas y el nuevo país anfitrión para encontrar soluciones que aceleren los procesos y permitan que el trabajo de la Agencia siga discurriendo en paralelo al procedimiento de reubicación.